¿Qué y cómo damos a ver cuándo nuestro régimen de visibilidad está vaciado por saturación?
¿Qué ver? ¿Qué indagar? ¿Qué saber?
¿Cómo acontece la mirada? ¿Dónde ponerla?
¿Cómo dejar ver aquello que escapa a lo previsible?
¿Cómo irrumpe la mirada en lo interior tocando pared con pared?
Video Paulina Chamorro
El artista visual David Bestué marcó el punto de inicio del Festival Domingo. Un recorrido escénico que se extenderá durante dos semanas en el patio de La Casa Encendida, en Madrid, y que VAHO inhalará con gozo. Lo hizo compartiendo sus propias reflexiones sobre lo que ha denominado la No Imagen. La construcción de lo visible en un contexto donde todo se muestra con una inmediatez apabullante y que solo nos permite relacionarnos con el contorno y la superficie de lo que vemos. Hípervisibilidad que se obstina en su pretensión de transparencia. Calidad HD que expulsa lo difuso, la duda, lo imperfecto.
Durante dos tardes desafiamos los automatismos de nuestras formas de ver, ensayando que el azogue cubriera de plata nuestra mirada, la agitase y la abriese a lo no visto: la interioridad de las imágenes.
(El azogue desprende vahos que enferman, que alteran la condición establecida).
Escapar, chocar o hundirnos en la realidad sobreexpuesta.
Rendirnos a la crisis del interior que se escapa por efecto del azogue; misterio.
Agrietar la epidermis. Vaciar la danza del scroll. Rallar la superficie lisa.
Dejar ver lo intraducible, lo que no sabemos, lo que aún no tiene forma.
Asomarnos a lo insoportable.
Hacer una hendidura en la superficie y entrar.
Estas sospechas e intuiciones traducidas a preguntas nos acompañarán en cada propuesta de Domingo. Si estamos inmersos en este autoritario régimen de visibilidad ¿cómo las artes vivas, el cuerpo, las presencias, nos pueden dar a ver otras materialidades de lo visible? Articulación más que pertinente para un tiempo que se ha ajustado con «dolor de ojos», pero sin resistencia, a la máquina de ver, como la llamó Werner Herzog en su film Bis ans Ende der Welt de 1991, una fábula sobre el ver, la ceguera y los sueños.
Dame interioridad para respirar.
Después de más de una década reflexionando sobre el cuerpo y la escena neoliberal, preguntándome cómo formamos parte de ese círculo virtuoso del prosumidor y su relación de valor con la «mercancía arte», observando cómo somos nosotras mismas las que lo sostenemos con nuestras prácticas, comienzo a crear un pliegue, un pliegue que quizás me lleve a un reverso, a un regreso hacia «lo interior» (que no a la caverna de Platón), donde la puesta en escena o la performatividad de las materias están ahí para perforar de maneras distintas la superficie de las presencias y darnos a ver algo de ese paisaje oculto que somos, algo de ese paisaje indescifrable e inasible del que nos hemos alejado por deslizarnos a través de la lisa superficie de la pantalla, darnos algo de eso en lo que todas nos reconocemos y por la que todas latimos: interioridad.
Hará falta convertirnos en ciegos, en el Edipo de Pasolini.

Convocatoria 2021, Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Chile.
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