“Esto debía haber sido una coreografía, pero yo no soy bailarina, así que será una acción”. (Silvia Sayas)
El primer grupo de imágenes son de Sao Tomé, del mar interior de esta ex colonia portuguesa. Están inclinadas de izquierda a derecha, primero porque así es el orden de la lectura, dice la voz en of de Silvia; segundo, porque su madre, uno de los temas del proyecto, tiene artritis y le es difícil sostener la cámara; tercero….. las imágenes de la ciudad se mezclan con su historia y con el recuerdo de Elvis Presley sonando en las radios de la isla, bailando libre en las dictaduras.
Al terminar este corto nos movemos hacia otro espacio en el que hay una mesa de trabajo con equipos de proyección y sonido en el que se encuentran la madre de Silvia, Isabel Serra y Nilo Gallego, músico y compositor.
Comienza la acción.
Y comienza la historia de este documental que es también la historia de su realización. También la historia de una ficción que especula sobre la memoria de este documental. Es también la historia de los planos de cámara, de sus contenidos y de la forma en que se nos está presentando.
Silvia cuestiona permanentemente la forma en relación al contenido y los procedimientos utilizados. El documental no es una continuidad, sino un grupo de carpetas con títulos que vemos desplegarse en la proyección. Esqueleto, carne, cuerpo y bisturí del documental.
Las preguntas van y vienen sin cesar. ¿Es pertinente poner este archivo de super 8? ¿Es pertinente esta música con esa imagen? ¿Es pertinente este plano? ¿Es pertinente la poesía en estos momentos de la narración?
Como la memoria, poco a poco se construye la historia de un momento en la vida de una familia, la historia de buscar a un cámara tragado por la historia. Y encontrar al abuelo, el abuelo facha. “¿Tengo que contar la historia de una memoria facha”?
Silvia cita continuamente otras películas como referencias. Unas imágenes también remiten a otras imágenes, es lo que hacemos siempre, relacionar. Una imagen se parece a otra antes del asesinato de Kennedy. Una imagen se parece a otras de extraterrestres. La ficción retorna para explicar la realidad: buscar un crimen por ejemplo. ¿Cómo fue la dictadura? Una escena en la que una lata de tomates se transforma en un escenario sangriento, en un posible crimen. Es de noche, no hay luz eléctrica.
Entonces vamos configurando un presente desde una historia particular, desde una memoria particular, desde un puñado de archivos visuales anónimos.
Las imágenes en súper 8 tienen algo fantasmagórico. Son como un espacio intermedio entre lo vivo y lo muerto. Poseen vitalidad auque son paisajes desaparecidos.
Archivos de coreografías propaganda= desfile militar= Leni Riefenstahl
Keoreoprop= coreografías propaganda
POLLO-NIÑO-POLLO-NIÑO
Retratos: correr hacia la cámara; danzar un autorretrato
Sobre las imágenes que vemos, Silvia cuenta otras historias. No hay correspondencia lineal. ¿Cuántas historias tienen las historias? Desde todos los lugares posibles emergen cuestionamientos; cuestionamientos dentro de cuestionamientos.
La madre de Silvia cuenta su historia. Nilo Gallego cuenta su historia. Las imágenes cuentan su historia. La memoria cuenta su historia.
Sao Tomé revisitado de Silvia Sayas, se trata de un trabajo abierto y poroso que deja escapar sus propios límites procedimentales y temáticos constante y vertiginosamente. Hace pensar en el funcionamiento de la memoria, siempre fragmentada, rota e incompleta. De todo aquello extraemos una experiencia en torno a la realidad desde lo personal como potencia para situarnos bajo una mirada única. Esa mirada es frágil, pues no nos impone una solo lectura, una sola historia o una sola mirada, sino muchas como la heterogeneidad de lo que está o estuvo vivo.
Esta pieza se presentó en el extinto y extrañado espacio madrileño OFF LIMITS
Escrito por Paulina Chamorro para Escena Contemporánea 2012